Wednesday, January 14, 2009

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(Ésta es una copia de la ´Presentación´ de esta obra de Fray Pastor publicado como: Collección 42 OPI, agosto 2001)

Sabemos bien que a fray Pastor Ibáñez le importa poco la opinión de los hombres y lo que se diga y escriba de él, siempre que sea verdad. ¨La opinión de los hombres sólo tiene valor en tanto en cuanto coincide con la divina¨, escribía en una entrevista que le hacía el Boletín Informativo OPI.

Sin embargo, esto no impide para que pongamos esta breve presentación a una selección de sus escritos, muchos de ellos aparecidos en dicho OPI.

Fray Pastor nació en Villarquemado (Teruel) el 30 de diciembre de 1929. Educado en una cristiana familia del campo, residió en dicho pueblo hasta recién cumplidos los 20 años. Aprendidas, gracias al talento que Dios le dio, las primeras letras, se dedicó durante los años de su juventud a las faenas agrícolas, conociendo la dureza de las mismas desde niño. El mismo cuenta que acompañaba a segar la mies a su tío Casiano, a quien gritaba cuando se atrasaba la hora de la comida: ¨Tengo hambre¨. A lo que el tío contestaba con filosofía: ¨Hambre que se espera matar no es hambre¨. Fue una juventud sana y dura.

Conoció una profunda transformación humana y espiritual al contar 18 años, que le cambió de mozo bullanguero en joven introspectivo y responsable. Viviendo esta situación llegó a entrar en contacto con los capuchinos del barrio de Torrero de Zaragoza: Quería ser sacerdote y misionero. Para lo primero, había pasado la edad; lo segundo podía realizarlo como religioso. Y ahí le tenemos iniciando el postulantado en Zaragoza el 24 de febrero de 1950, vistiendo el hábito capuchino el 24 de julio del mismo año en Sangüesa y profesando el 15 de agosto de 1951. Ya profeso, continuó en aquel santuario de silencio y de vida espiritual durante tres años, dedicado a las faenas de la huerta y de la granja e incluso ayudando a fray Fabián, el limosnero.

Fue a principio de 1956 cuando, a solicitud suya, fue destinado a la misión de Aguarico (Ecuador), en la que residió los primeros años en Nueva Rocafuerte; luego cooperó en la fundación de Coca. Fueron nueve años de entrega a la misión en cuerpo y alma, dejando en ella la piel y la salud. En 1965 viajó a España, en plan de descanso; pero enfermó y no pudo regresar a la misión, nunca olvidada. Aceptó la prueba y fue cumpliendo los destinos de los superiores: 14 años en Pamplona Extramuros, 7 en Sangüesa, otros 11 en la enfermería de Pamplona y de nuevo en el trabajo silencioso de Sangüesa. Siempre en un ten con ten entre salud quebrantada, trabajo por vocación y servicio a los hermanos los hombres, siempre con hábito capuchino y con barba.

Era necesario decir esas pocas palabras sobre su persona, para entender el libro que ahora presentamos. Fray Pastor no ha sido nunca hombre de letras; aunque tampoco nunca ha perdido el deseo de cultivar su formación, sobre todo religiosa y espiritual. Desde hace muchos años les tomó el pulso a los Talleres de oración, asimilando los de Ignacio Larrañaga. El arzobispo Mons. Cirarda le autorizó para dirigirlos a otros. Nunca le han sido ajenas las manifestaciones misioneras y marianas.

Fue colaborador asiduo del boletín OPI, no para informaciones llamativas, sino para comunicar a los religiosos ëspíritu y vida¨. Durante años, la página de fray Pastor, ha sido leída como un mensaje para progresar en el camino de ¨la santa oración y devoción¨. Ahora, una selección de aquellas páginas se convierte para él en recuerdo, y para los lectores en regalo espiritual.

Hemos seleccionado, casi al azar, algunas de aquellas páginas, dándoles unidad y orden, de modo que aparezca el camino espiritual del autor, sobre Dios, jesucristo, la Iglesia, los sacramentos, María Virgen, la oración, la vida consagrada, las virtudes cristianas, la animación espiritual y hasta la alegría de las felicitaciones festivas ocasionales. Hemos tenido que desechar mucho material, sobre todo de jesucristo y sobre la oración, los dos polos de la vivencia y pensamiento del autor.

Fray Pastor nunca frecuentó las aulas de un seminario o de una universidad eclesiástica. Sin embargo, sabe emplear las Fuentes: Así la Biblia, el derecho canónico, la documentación pontificia, la liturgia, la legislación franciscana y a san Agustín o a san León Magno, a quienes ha leído en el Oficio de Lectura. Autoformación intuitiva. Fray Pastor tampoco dedicó tiempo a leer a clásicos y a pulir su estilo literario. Sin embargo, ha cultivado la pluma, entendida como instrumento de comunicación cristiana y apostolado.

Pensamos que esta selección que presentamos descubre una profunda sensibilidad para la vida espiritual y para la vivencia cristiana y consagrada. Encontrarás doctrina y teología en tantos autores especializados. Pero en estas Páginas podrás encontrar algo que no abunda, un acendrado fervor religioso a Dios, Jesucristo, María y los hermanos. Es un fervor que contagia. El autor es un enamorado de la oración, silenciosa y escrita. Le sale de dentro y la ha aprendido en cursillos recibidos y dados a otros. le agradecemos el comentario a los religiosos ¨Comencemos, hermanos¨, en boga durante el primer centenario de la Provincia capuchina de Navarra-Cantabria y Aragón. Así como esas Felicitaciones, a veces acompañadas de música, como la de un cantautor espontáneo.

Fray Pastor, termino con un augurio: ¡Que estas páginas sean para gloria de Dios y nos sirvan a los lectores para aumento de la vida cristiana y consagrada!

Pamplona 15 de agosto de 2001.
Fray T. de Azcona, ofmcap.


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