Thursday, March 12, 2009

G1. Vida Religiosa Consagrada: El religioso consagrado en la Iglesia






¨En la Iglesia el Espíritu Santo los suscita (a los religiosos) para ser un signo de la santidad de Dios y un testimonio  profético que llama a la conversión, a gustar los bienes invisibles y a esperar lo definitivo del Reino. De aquí su grandeza y responsabilidad¨ (Mutuae Relationes Espíritu del documento Card. E.F. Pironio 2.1).

Estamos llamados a mostrar con nuestra vida o en la medida que nos sea posible la santidad de Dios. Pero como es infinitamente perfecto sólo una pequeña chispita, de su caridad, podremos iluminar. Lo importante es que cada uno demos algo de su luz, cuanta más mejor.

Dios, en Cristo, nos ama a todos y cada uno de los hombres y mujeres que estamos en el mundo y seugirá  queriendo a todos cuantos vengan en los siglos futuros. Sin excluir a nadie por razón de sexo, riquezas, talento, salud, color religión etc. Teniendo preferencias por los más necesitados. Es como una madre que tiene muchos hijos y si bien quiere a todos y les da lo que necesitan, al que está enfermo o es más pequeño le atiende con más esmero y no acierta a separarse de él.

Amemos a todos los hombres al estilo de Dios, sin pactar con la maldad, pero aceptando atodos en nuestro corazón, sin hablar mal de nadie, viva con nosotros o esté lejos, aprovenchando toda oportunidad para hacerles el bien y rezando por todos. Cuando estemos en la presencia del Señor para adorarle, darle gracias o pedirle, no nos olvidemos de hacerlo en nombre de todos los humanos y para que en todos y cada uno se cumpla el plan de Dios.

¨Los religiosos, en virtud de su estado, proporcionan un preclaro e inestimable testimonio de que el mundo no puede ser transformado ni ofrecido a Dios sin el espíritu de las bienaventuranzas. A los laicos corresponde, por propia, vocación, tratar de obtener el reino de dios gestionando los asuntos temporales y ordenándoles según Dios¨(L.G. 31).

Imitando a San Francisco, nuestro Padre, contribuiremos a que este mundo sea según el querer de Dios. Y para cuantos seglares nos rodean seremos estímulo a realizar con amor y conforme al querer divino sus tareas y asuntos temporales.

San Francisco ¨gozosamente y con gran fervor de espíritu, dispuso su vida de acuerdo con las bienaventuranzas del Evangelio, predicó sin cesar la penitencia, animando a todos los hombres, de palabra y con obras, a llevar la cruz de Cristo, y quiso que los hermanos fuesen hombres penitentes¨(Const. 101,4).

¨El servicio al prójimo no divide ni separa al religioso de Dios. Si está animado por una caridad auténticamente teologal, este servicio cobra valor de servicio a Dios¨(Documento de la Congregación para los Institutos de vida consagrada y las Sociedades de vida apostólica 17. Roma, 2 de febrero  de 1990).


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