Thursday, March 12, 2009

G2. Vida Religiosa Consagrada: La renuncia a la falsas obras






¨Por otra parte, no debería olvidarse que la paz y el gozo pascual en una comunidad so siempre fruto de la muerte a sí mismo y dela acogida del don del Espíritu (Cf. Jn 12,24 y Gal. 5,22)¨. (Documento de la Congregación para los Institutos de vida consagrada y las Sociedades de vida apostólica 26. Roma 2 de febrero de 1990).

Si sueltas una zorra en un corral de gallinas, por mucho que les digas a las gallinas: no tengáis miedo, paz, tranquilidad. Mientras esté la zorra, jamás conseguirás quitarles el pánico.

Todos llevamos en el corazón, no una sino varias zorras, y mientras vivamos en este mundo siempre las tendremos en nuestro interior. Para que no nos hagan daño debemos impedir se alimenten y así estarán anémicas y sin fuerzas. me refiero a los pecados o vicios capitales: Soberbia, avaricia, lujuria, ira, gula, envidia, pereza. Esas son las zorras que hay en nuestra casa.

La muerte que Cristo nos pide y la Iglesia nos recuerda es: renuciar a todo lo negativo, a los falsos valores, lo que nos impide realizarnos y ser felices, todo cuanto se opone al querer divino:  Los impulsos disgregantes, focos de discordia, obstáculos internos que no dejan llevemos una vida de amor y servicio desinteresado y se llamen: pecados, vicios etc. No permitamos que se nutran, y mantengámoslas siempre sin fuerzas, anestesiadas, moribundas, para que podamos tener paz, alegría, felicidad.

La verdadera paz y la auténtica dicha sólo la da Cristo de parte del Padre con la fuerza del Espíritu Santo. Y Cristo Jesús sin cesar nos está diciendo: ¨Pedid y se os dará; buscad y hallaréis; llamad y... (Mt. 7, 7 ss).

Entre las cosas buenas que desea darnos Jesucristo, con el máximo interés, está el Espíritu Santo por ser la mejor de todas. ¨El Espíritu Santo, que Dios da a los que le obedecen¨(Hch 5,32).

Desde el día de nuestro bautismo tenemos sembradas en nuestro corazón las virtudes de Cristo. Nada hay más importante, ni tan necesario para nosotros, como colaborar con Jesucristo, a fin de que esas virtudes crezcan y se desarrollen hasta llegar a nuestra ¨plenitud, según la Plenitud total de Dios¨(Ef. 3, 19b).

Necesitamos al Espíritu Santo para conocer en todo momento, ¨lo que es voluntad de Dios, lo bueno, lo que le agrada, lo perfecto¨ (Rm 12,2). Y con su ayuda dedicarnos totalmente, incesantemente y exclusivamente a poner en práctica el querer divino. Pues en eso está la ciencia, la sabiduría, la belleza, la auténtica alegría de este mundo, y la única forma de conseguir, o mejor, aceptar el billete que Cristo nos regala para poder entrar en la plena y eterna felicidad.

La Virgen María es la criatura que mejor ha hecho el recorrido por este mundo hasta llegar a la gloria. El festín de dicha inmensa, creciente y sin fin. Que Ella nos acompañe y ayude a llegar para siempre junto a su Hijo Jesús, Dios y Hombre, Uno y Tres. Fuente única de todo bien y vida Plena y eterna.


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