Friday, March 13, 2009

I2. Comencemos, hermanos: Felicitación navideña





A todos capuchinos y capuchinas, a la numerosa familia franciscana, a mis familiares según la sangre, a toda la humanidad. Para el amor y la oración no hay distancias, mares, tiempos ni montañas; ya que por cada persona a diario rezo y ofrezco mi sufrir a cada una quisiera felicitar y apostólicamente animar.

Porque Dios ha nacido en Belén
tenemos a nuestra disposición
el Sumo y Eterno Bien,
mediante el amor y la asidua oración.

Junto con la felicitación por el nacimiento del Hijo de Dios y de la siempre Virgen María en Belén de Judea, os comunico con mucha alegría que d.m. el 15 de agosto del 2001 cumpliré 50 años de vida consagrada en la Fraternidad Capuchina ¨al servicio de Dios y de la Iglesia mediante la acción del Espíritu Santo, la intercesión de María Inmaculada, de nuestro Padre Francisco y de todos los santos y con la ayuda de los hermanos¨.

Tengo por ello muchos motivo de agradecimiento pra con el Señor y ninguno de queja.

No siempre he sido fiel, pero Jesucristo ha sacado hasta de mis caídas enseñanzas que me recuerdan cada día mi nada y que Jesús es Todo, eso me empuja a vivir en continua súplica -dentro del quehacer diario- para no apartarme de su lado.

Lo verdaderamente importante es lo que hace Jesucristo, lo que ha hecho y lo que hará. Lo nuestro es muy poquito, pero Jesús nos concede y quiere nuestra colaboración para salvar con él a toda la humanidad, también nos recuerda sin cesar: ¨sin mí no podéis nada¨(Jn 15,5).

Os pido me ayudéis todos/as a agradecer a Dios el don inmenso de la vocación religiosa y por los muchos beneficios que durante estos cincuenta años y en toda mi vida he recibido de la inagotable bondad de Jesús nuestro eterno y único Salvador.

También deseo nos unamos en la incesante petición al dueño de la mies para que ninguna persona se pierda por falta de operarios. Allí, en el lugar y circunstancias que nos toque vivir en la tierra, con la ayuda divina, realicemos nuestra propia tarea y esperemos co gozo la entrada al cielo con María en el seno de la misma Trinidad, eterna, plenitud de belleza, de verdad, amor y felicidad.

La oración bien hecha no se pierde nunca, si en alguna parte hay escasas respuestas a las llamadas del Señor en otras no faltarán colaboradores de Dios. Lo importante es que sus intereses crezcan, sea donde sea.

Agradecer es amar.

Seamos agradecidos con el Señor y con nuestros prójimos. Y yo muy especialmente por mis cercanas Bodas de Oro Religiosas.

Demos gracias a Dios porque sólo él es Bueno
Porque nos ama con amor infinito a todos y a todas.
Por sus incontables maravillas que nunca tendrán fin.


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