Friday, March 13, 2009

I1. Comencemos, Hermanos: Una invitación siempre actual





No veamos culpables sino causantes. Para aprender o perder, Dios hace concurrir todo pra bien de los que le aman. Había consentido ir a la concentración misionera de Adoáin el día 5 de octubre, pero por un mal entendido terminé como la zorra en la fábula de las uvas. ¨Después de saltar y saltar al no poderlas alcanzar, se fue diciendo: no las quiero que no están maduras¨.

Basta de preámbulos, entre hermanos que se quieren no son necesarios. Lo que a continuación escribo, pensaba comunicarlo en el momento oportuno a los hermanos que se reunieron en Adoáin.

Como dice el Comunicado Provincial: ¡Comencemos, hermanos!

¨Contando con nuestra fe en ´Cristo de ayer, de hoy de siempre´nos hemos de disponer a ir caminando con Él hacia la mesa común de hermanos. Cristo siempre debe ser la persona del futuro ( y del presente). Esto hace que nuestra vida siempre esté dispuesta a una sana y auténtica búsqueda del que es plenitud de todo. En estos pocos años finales del segundo milenio ayudémonos a ir ´por el mundo con tal esperanza y franciscana alegría que se fortifique así la confianza de nuestro contemporáneos´(Const. 100,1)¨.

¨Si queremos, (si nos lo proponemos) al final e inicio de un nuevo milenio puede traernos ricas inquietudes de renovación y revitalización en nuestro seguimiento de Jesús. Nos sumaremos al deseo anhelante de toda la Iglesia que con Juan Pablo II quiere vivir en fidelidad de Fe en Cristo (1997), la Esperanza del Espíritu (1998) y el Amor misericordioso del Padre (1999). son tres años de adviento privilegiado en los que nos dejaremos, como hijos de la Iglesia, motivar, animar, orientar con sus enseñanzas¨.

En el Comunicado late, en diferentes puntos, la idea de que debemos aunar todas nuestras fuerzas, nadie se sienta excluido de esta exigente y fascinante empresa. Esto es lo que me ha animado a tomar parte de este encuentro misionero en Adoáin.

EStoy convencido de que todos tenemos nuestro pequeño granito para aportar en la inmensa y bellísima tarea de la construcción del Reino. 

¨Todos los hermanos estamos metidos en el mismo hogar, todos viajamos en el mismo barco, todos en definitiva, somos enviados¨.

Muy importante es acostumbrarnos a aprovechar bien el tiempo presente, sin pensar apenas en la siega: si sembramos y todo tratamos de hacerlo bien a su hora, llegará el verano, el tiempo de cosechar, y también lo haremos bien.

¨Bástale a cada día y aun a cada instante su preocupación¨(Mt. 6,34). Lo que empleo en preocuparme del pasado o del futuro, lo pierdo tontamente en el ahora, que es lo único que me pide Dios, que desea que aproveche hasta el máximo.

Entre las cosas útiles para cooperar con Jesús Nazareno y ser apostólicamente fecundos en hacer el bien, la más necesaria y sin la cual todas las demás son moneda falsa es: la Eucaristía, el trato comunitario y personal diario con Jesús Sacramentado.

¨Para conocer a Cristo en el pobre (y en el enfermo), hay que encontrarlo en primer lugar en la oración: la actividad para el Señor no debe nunca hacer olvidar a Aquel que es el Señor de la actividad: Él es quien de mediante el Espíritu Santo su fruto auténtico¨.

...

Äunque hablara las lenguas de los hombres y de los ángeles, si no tengo amor, soy como campana que suena o címbalo que retiñe. Y aunque tuviera el don de hablar en nombre de Dios y conociera todos los misterios y toda la ciencia; y aunque mi fe fuese tan grande como para trasladar montañas, si no tengo amor, nada soy. Y aunque repartiera todos mis bienes a los pobres y entregara mi cuerpo a las llamas, si no tengo amor, de nada me sirve.

El amor es paciente y bondadoso;
no tiene envidia,
ni orgullo, ni jactancia.
No es grosero, ni egoísta;
no se irrita ni lleva cuentas del mal;
no se alegra de la injusticia,
sino que encuentra
su alegría en la verdad.
Tod lo escusa, todo lo cree,
tod lo espera, todo lo aguanta¨(1 Cor 13,1-7).
Lo más importante es el amor. ¨Dios es amor¨(1 Jn 4,8).


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