Monday, March 9, 2009

C5. Incorporados a la Iglesia: Evangelización desde el sacrificio






¨Evangelizar constituye, en efecto, la dicha y vocación propia de la Iglesia, su identidad más profunda. Ella existe para evangelizar, es decir, para predicar y enseñar, ser canal del don del a gracia, reconciliar a los pecadores con Dios, perpetuar el sacrificio de Cristo en la Santa Misa, memorial de su Muerte y Resurrección gloriosa¨(Pablo VI Evangelii Nuntiandi, 14).

¨¿Qué debemos hacer? Imitar al Buen Pastor y afanarnos sin descanso por la salvación de las almas. Sin olvidar la caridad material y la justicia social, debemos estar convencidos de que la caridad más sublime es la espiritual, es decir, el interés por la salvación de las almas. Y las almas se salvan con la oración y con el sacrificio. Esta es la misión de la Iglesia¨(Juan Pablo II a las religiosas Clarisas y Basilianas en Castelgandolfo).

Ls palabras de Pablo VI y Juan Pablo II se completan. En la medida de nuestras fuerzas debemos aprovechar todos los medios lícitos y todas las oportunidades para evangelizar a cuantos más podamos, sin descuidar la oración y el sacrificio en el trato amistoso y lo más prolongado posible con Dios; pues es de El que nos viene todo el auxilio y toda la fuerza pra hacer el bien: ¨si el Señor no construye la casa en vano se cansan los albañiles¨.

El primero y principal sacrificio es el esfuerzo que supone intentar de veras cumplir con nuestro propio y diario quehacer, pero es consolador que Dios nunca nos pide cosas imposibles, únicamente que hagamos lo que podamos, el resto lo pone Cristo. ¨Haz lo que puedas, pide lo que no puedas y Dios te ayudará para que puedas¨(San Agustin).

¡Qué maravilloso sería si nos dedicáramos siempre a colaborar con Jesucristo! Viviríamos contentos y dispuestos en todo momento a hacer el bien.

¨Señor Dios nuestro concédenos vivir siempre alegres en tu servicio, pues en servirte a Ti, creador de todo bien, consiste el gozo pleno y verdadero¨.

¨Anunciar a Jesucristo en nuestro mundo con obras y palabras¨, es el plan de acción pastoral de la Conferencia Episcopal Española para el trienio 1987-1990.

Yo, aunque ignorante y pecador, quiero poner mi granito de arena anunciando que Jesucristo es el Hijo de Dios y de la siempre Virgen María. Dios y Hombre, Uno y Trino.

El único Salvador, que se dejó libremente matar por nuestros pecados y Resucitó con toda la vida de Dios para nunca más morir.

El es todo el Bien, toda la Verdad, toda la Sabiduría, todo el Poder, todo el Amor, toda la Luz, toda la Belleza y toda la Felicidad.

Es eterno, nos ama a todos infinitamente y los que a El se unan por siempre gozarán en plenitud.


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