Más importante que aprender a leer y escribir es aprender a orar continuamente, con un corazón humilde, puro, confiado, perseverante.
Jesús nos enseña a ¨orar siempre¨, e inspira a su Iglesia para que ore y nos siga enseñando a örar siempre sin desanimarse¨.
Orar sin desanimarse es orar cuando tenemos ganas y cuando nos causa fastidio la oración, cuando sentimos pereza para comenzarla, cuando nos asaltan las distracciones, cuando nos da sueño. ¨Quien sólo ora cuando tiene ganas hace de la oración instrumento de su propia satisfacción¨, y no se trata de satisfacer nuestro gusto sino de orar para poder cumplir nuestra tarea diaria en perfecta conformidad con la voluntad divina.
El Señor quiere que tendamos sin cesar a la perfección, y la oración es idnidpensable para ello.
¨Fijaos en lo que dice el juez injusto; pues Dios ¿no hará justicia a sus elegidos que le gritan día y noche? ¿o les dará largas? Os digo que les hará justicia sin tardar. Pero cuando venga el Hijo del Hombre. ¿encontrará esta fe en la tierra?¨
La fe que quiere encontrar el Hijo del Hombre cuando venga es la de ¨sus elegidos que le gritan día y noche¨y no son gritos de protesta o enfado, sino gritos que son gemidos del corazón humilde y confiado, de quien se sabe impotente para realizar el bien y acude al que le puede dar alas para volar hacia el cielo, al único que le puede infundir fuerza para amar al estilo divino.
CAda uno se examine así mismo y vea si está en esa actitud, a fin de tener la fe que Jesús quiere encontrar en la tierra. Si ve que tiene esa fe degracias a Dios y siga adelante; si reconoce que carece de ella y no podrá conseguirla no se desespere, cabe otra solución. Y es ayudar a quienes tengan esa fe y para que haya muchas personas contemplativas y de continua oración, pues el Señor mismo dice: ¨El que recibe a un profeta porque es profeta, tendrá paga de profeta; y el que recibe a un justo porque es justo, tendrá paga de justo. El que dé a beber, aunque no sea más que un vaso de agua fresca, a uno de estos pobrecillos, sólo porque es mi discípulo, no perderá su paga, os lo aseguro¨(Mt. 10,41-42).
Por lo demás nadie vea imposible, que para quien acude a Dios nada hay imposible de todo cuanto el Señor quiere realicemos. El imposible sólo existe para quien dice: esto es imposible.
La solución para todas nuestras necesidades está en Dios y Dios quiere que para todo acudamos a El por medio de la oración. El éxito de nuestra oración es seguro porque ¨Dios está de nuestra parte, porque somos su elegidos¨.
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